miércoles, octubre 11, 2006

Agua.



El agua tibia recorría su cuerpo, cada rincón oculto permanecía mojado, ante sus pocas ganas de hacer que dejaran de correr...

Levantó su rostro mientras cerraba sus ojos, las tibieza se mezclaba con sus propias lágrimas ante la indecisión de su amante...

Se imagino, si lo hizo, en un desierto con un sol sangrante bañándolo en su máxima entereza, en una noche fría, cuidado por la luna anhelante de amor... de ese amor que él necesitaba.

Simpre odio ser tan sensible y apasionado... entregaba todo lo que su ser permitía, hasta quedarse sin nada, ningún fruto jugoso de amor... ni siquiera alguien sediento para beber aquel líquido... Siempre se encontraba solo en la misma posición... bajo una casacada de agua tibia...

Creyó haberla encontrado, su aroma se lo decía, el contoneo de su cuerpo al caminar, esos movimientos felinos, mirándolo con deseo... un deseo que no podía contener... Si, hubo un tiempo en que pudo jurar que se amaban... ¡Tan lejano! !Mentira!

Y en esa noche fatídica, luego de entregarse a ella, se levanto, como si de seda al caer se tratara... delicada, victimaria... Su ropa arrugada y sudada, estaba en su cuerpo de nuevo, lo miró, casi despectiva, desilucionada, poco apasionada sin nada de deseo... y fué ahí que comprendió, que nunca fue amor, que era solo una entrega pasional confundida con amor... que él entregaba, y ella... jamás entregó...

¿Cuánto tiempo había pasado de aquello?

¿días? no...
¿Meses? no...
¿Años?... Tres dolorosos años y seguía recordándola, seguía sintiendo su cuerpo como si fuera la última vez que la poseyó...

Supo, que había sido amor... y que si no podía corresponder... nunca podría enamorarse de alguien, sería él... y solo él...

No hay comentarios.: