"Como yo quisiera poder irme de repente, y alejarme de la gente solo con el sol de frente..."
sábado, junio 14, 2014
He extirpado -a falta de una mejor palabra - mucha gente de mi vida, a pesar de la edad que tengo (aunque creo que eso no sirve de nada pues siento que nací "vieja"), por dos simples razones: el dolor y la suma.
Tuve un grupo de amigos por bastantes años, no me perdía un día de nuestra amistad y parecíamos ser un grupo... normal. No lo éramos. Siempre sentí - y después comprobé - que era juzgada por cada uno de ellos, mis decisiones, el color de mi cabello, el zapato de tacón... nimiedades y cosas de valor. Después de siete años, los saqué de mi vida; tener amigos significaba ser amigos, tener apoyo, guardarse un par de comentarios ante el dolor de la partida de R, no los iba a obligar a elegir si estar conmigo o con él, así que me fui, no contesté sus tres llamadas y los eliminé de lo que ahora es el portal (o el libro) de "la amistad"... vivimos a tres-cuatro cuadras, nunca más me los encontré. No me sumaban como persona, y me hacían más daño que bien. Los amigos que me quedan y que los conocieron me dijeron hace unos días atrás, que ellos me hacían mal, me minimizaban... y no puedo estar más segura de ello, ahora que no están.
A R lo saqué por razones obvias, recuerdo que le dije que nunca iba a perdonarlo, pero "como era tan tonta por creer en él en un principio" seguramente y después de un tiempo lo haría, pero que esperaba no verlo más, no buscaba una amistad con él, no esperaba que fuéramos amigos después de que me rompió el corazón. Lo vi un mes y algunos días con otra niña después de eso... Años más tarde lo vi en el supermercado y salí corriendo... yo no sumaba en su vida, y él le hacía daño a la mía. Nunca creí ser suficiente para él, siempre me despertaba pensando en cómo alguien como él podía fijarse en alguien como yo, tan simple, tan nada... No sumaba. Vive a tres cuadras también, y desde esas pequeñas visiones, no lo he visto. Mejor, no porque lo siga queriendo sino porque... realmente he manoseado tanto su partida y me repugna tanto lo perdida y ajena a mi vida que estaba, que me molesta pensar en él.
Al J, lo extirpé porque dolía su presencia en mi vida... yo lo quería y él no a mi, esos encuentros casuales, esas llamadas mensuales contándome de sus aventuras de la noche, de las "minas" que estaban tras él, del amor imposible entre él y la otra chica... Pensaba en lo patética que era por escuchar tantas basuras absurdas, solo para escuchar su voz. Me avergüenzo de ese episodio. No de mi cariño hacia él, pero si de lo que él me provocaba y lo que yo misma me hacía.
He pensado miles de veces lo que le diría a cada uno si volviera a aparecer en mi vida, después agradezco que no tenga la necesidad de decir nada... Podría ser muy cruel, o muy tonta... podría odiarlos, o permitirlos de nuevo...
Quizás, y me atribuyo el "extirparlos" de mi vida, cuando, la verdad sea que ellos me sacaron a mi. No sé, pero me siento bien al pensar que fui yo, por mi sanidad mental, las que tomó esas horribles - en ese momento - decisiones...
Hace unos días, pasé en el auto por la casa de uno de los que fueron mis amigos, y logré divisarlos en la reja de entrada, a dos de ellos, lo único que cruzó mi mente era si yo me veía igual a ellos, como si el tiempo se hubiera detenido en mi personalidad, en mi rostro. Llegué llorando a mi casa preguntándole a mi mamá si me veía así, no se si lo dijo porque es mi mamá, pero me dijo que había cambiado para bien, que me veía sana, linda, con vida y segura de mi misma, cosas de las que carecía años atrás... le creí, le creí porque lo siento así, pese a todo lo que puedo sentir otros días, le creí porque si no fuera por la ausencia de todos esos extirpados... no sé qué sería de mi vida ahora... no sé quién sería yo, no sé siquiera si me agradaría ser yo... Quizás estaría menos sola, pero definitivamente estaría mal acompañada.
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