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El viento me acompaña a todo lugar, el viento me lleva y empuja, el viento se lleva mis des amores, y el hedor de mi tabaco, es él quien me envuelve y es a él a quien extraño en las tardes de nuestro verano santiaguino, cuando el sol no hace más que quemar en mi piel la soledad... no hay viento que se la lleve... el sol la mantiene conmigo...
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Y hoy, cuando abrí los ojos al escuchar la llamada que ansié durante una semana, miré y corrí la cortina, las nubes habían tapado al sol, y el viento corría en todo su esplendor buscándome... ¿fue justo no salir? Espere todo el día ansiosa y cuando salí... me esperaba. Quizás se marche mañana... y me deje quemándome al sol... pero volverá, como la odiosa primavera, como el ardiente verano, como el frío invierno, como el tibio otoño... volverá, y yo seguiré aquí, esperando ser empujada... esperando volar.
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