jueves, agosto 11, 2011

Lo peor de quedarse sola gran parte del día, y de los días, es el enfrentarse a sí mismo. La agotadora batalla contra los miedos que se esconden en lo no tan profundo de tu alma y que deciden salir en el momento justo de debilidad.
Es saber que cuando conoces la compañía, la ansías a cada segundo, porque estas cansada de la guerra y de mirarte al espejo pensando y pensando como serían las cosas; Y que a pesar de lo lindo que puede estar afuera, tan solo esperas el final del día, acostarte y mirar la televisión, porque sabes que es lo correcto a esa hora... Esperar llamadas o algún gesto de atención, de que por un segundo, aunque esté con otras personas, aunque esté ocupado... pensó en ti, tal como tú lo haces cuando estás en la misma situación...

Lo cierto es que desde pequeña que tengo el chip de los cuentos de hadas instalado en la cabeza y en el alma, a gran parte de las mujeres se lo instalan, otras se lo sacan, otras aprenden a vivir con él, y otras como yo, lo disfrutan, aunque te haga más llorar de pena que de felicidad, y es ahí cuando vienen los detalles que él no notará: como que te vestiste linda para él, que cocinaste para él, que pensaste en él y decidiste hacer algo para que lo supiera y que tontamente, esperas que él note. Pero en el chip no te dicen que él no entenderá tu manera de expresarte, que él no entenderá muchas cosas y que tú, como tonta mujer hechizada de cuento, esperarás... porque sabes, que en algún momento, a alguna hora, él llegará, tarde, sin pedir disculpas, pero llegará... y Tú, o simplemente yo, estúpidamente, te aferras a ello.

Lo cierto, es que él no está en mi mente, y yo no estoy en la de él.

Y mi miedo más grande, al cuál me veo enfrentada todos los días desde que mis papás se separaron, es estar sola, junto a un perro que corre hacia todos lados, preparando comida para dos y comiendo sola, y que nadie note nada...

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