Hace ya casi un mes que emprendí el vuelo a la independencia. Vivo cerca de mi trabajo, con una amiga y compañera; estoy tranquila, en un suave estado de melancolía y libertad que me hace caminar con pasos lentos y livianos... pero feliz. Feliz de haber cumplido un sueño de 25, de lograr dar el paso que temía pero anhelaba con desespero. ~ Sin embargo, no todo se traduce en un camino lleno de flores y ladrillos amarillos. ~ La semana pasada no pude sino más que colapsar ante la decepción que me ahoga, desde que trabajo, con el pasaje a la irresponsabilidad que toman los alumnos. El que cumplan con todo lo que dicen de ellos, sin siquiera lamentarse o arrepentirse de ser solo un producto más de esta sociedad enferma y segregada... Me daría vergüenza, pero claro, yo no soy ellos y ellos no son yo. Así que mis palabras son solo intentos vanos de afectarlos... no hay frutos, y dudo que maduren en este poco tiempo que queda... No son nada más que un holograma... de intentos fallidos. Sufrí mucho, temblé de frustración, me escapé de mi centro para llorarlos en silencio y avanzar ante el vacío... Me dio miedo; temí perderme y entregarme a la desidia de la vida, a venir a trabajar por inercia y necesidad y no porque amara lo que hago... Aún tengo miedo, pues no se me quita esa sensación de asco. ~ Luego vino el ataque emocional, ese que no tenía porqué venir pero llegó sin más ni menos, arrasando con mi confianza y mi amor propio, llevándose la pared que había logrado y destruyendo, tal cual huracán, lo que había levantado en base a ausencias y a errores... todo se repitió y no tuve, nuevamente, el derecho en su totalidad de terminarlo yo; obligada y aburrida de ser plato de segunda mesa ante cualquier cena, corté de raíz y con palabras crueles algo que había sido... "bueno", por despecho y recuerdos. Pensé en pedir disculpas, pero luego sentía, ¿será necesario? El lema es cortar de raíz ¿no? Todo lo que me dijo ya lo había oído antes, ya habían decidido por mi y solo quedó un tornado de: ¿soy suficiente? ¿valgo la pena? ~ No quiero escuchar más: "yo pensaba que eras pesada... ¡pero no es así!"; "¡eres tan bonita que todos deberían quererte!" "¿por qué estás sola si eres una mina bacán?"... No quiero escuchar más, pues tengo las respuestas a todos esos comentarios... y no son buenos. No puedo permitirme que alguien mida mi vida en base a sus opiniones, a dejar que me traten mal porque yo me trato mal... Debería poder amarme sin reparos, pero aquí estoy, cuestionando todo, haciéndome la fuerte, fingiendo que no duele que la historia se repita nuevamente... ~ La verdad es que me siento desarmada, en un limbo al cual yo ingresé por voluntad propia y la verdad, no sé si salir...